Poner de acuerdo a una familia es difícil. Poner de acuerdo a cien, no te cuento... Si encima, son gallegas, la cosa adquiere ya tintes de odisea... Pero es que si resulta que se han puesto de acuerdo en algo que les toca el bolsillo y que les obliga a soltar pasta estamos ante lo que casi es una misión imposible. Pues eso es lo que ha pasado en Vilarchán, unos kilómetros hacia el sur de Santiago. Lo que, de entrada, parecería ya menos digno de elogio es el motivo: hacer un fondo común (no para un botellón ni nada por el estilo) sino para comprar una casa antes de que la habite una familia gitana. A la espera de conocer realmente todo lo que pueda haber detrás de este llamativo titular, yo me permito un par de dudas. La primera: al precio que se ha puesto el ladrillo, no descartemos que todas esas familias hayan tenido que ir a escote para comprar una vivienda porque de uno en uno no hay quien se atreva a meterse a un piso. La segunda: si la familia gitana en cuestión se apellidase Carmona, o Flores, o Pantoja... habría habido colecta o les habrían colocado una alfombra roja, aún a riesgo de tener a las cámaras del tomate en la puerta, día sí y día también? Seguro que la mayoría de esos vecinos optaba por la opción b... aunque alguno de los miembros de esa familia sepa también lo que es pasar por la trena...
Portada del 16 de octubre.
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