miércoles, 20 de febrero de 2008

El patrón de las porristas


Muchas veces (lo sabéis) dejamos que las efemérides del día nos inspiren para esta portada. Pero nunca, que yo recuerde (aunque mi memoria sea cada vez más y más frágil), hemos dicho nada del santoral... no como tantos otros que empiezan con las felicitaciones a los que celebran su onomástica. Así que yo creo que ha llegado el día de romper esta costumbre...

Vale, lo admito: que hoy, 15 de febrero, se celebre San Pomponio mártir y no San Luís o San José ha ayudado, y mucho, a tomar esta decisión. Desde aquí, antes de nada, felicidades a todos los Pomponios (saborigüá... os acordáis de la sintonía de Telegato...? pues eso).

Buceando en internet, nos enteramos de que Pomponio o, mejor, San Pomponio, fue un obispo italiano que murió en el año 536 y se opuso con fuerza a los arrianos, esos que decían que Jesús no era Dios (ni siquiera parte de Dios) sino otra cosa distinta. Total, que yo no sé si un colectivo a veces tan poco valorado como el de las animadoras tiene patrón, pero si Santa Tecla puede ser la patrona, al menos oficiosa, de la red, San Pomponio se merece serlo de esas chicas que saltan con alegría en los descansos de los partidos de basket. De nada.

Portada del viernes 15 de febrero.

jueves, 7 de febrero de 2008

Showtime!


Creo que fue la última vez que fui a misa... por propia voluntad, digo, no porque se casase un amigo o un pariente y no hubiese escapatoria posible. Era en aquellos tiempos en los que yo creía que la voluntad divina podía influir de forma decisiva en que una pelota de baloncesto entrase o no por el agujerito, que diría Ramón Trecet.. Era viernes noche. Los Lakers de Magic, Kareem y Worthy se jugaban algo más que el orgullo en el Boston Garden contra aquellos Celtics de Larry Bird, McHale, Parish... Los Lakers iban dos abajo, sacaban de banda y apenas quedaba un segundo de posesión... y aquel niño canijo, regordete y de gafas que veía la NBA como quien contempla otra galaxia prometió que si el partido se remontaba (tenía que ser un milagro) ese domingo iría sin rechistar a la iglesia... para sorpresa de un padre que ya se había levantado tres veces de cama para ver por qué no se acostaba de una vez su hijo, al que nunca había visto así por el Madrid o el Barça...

El árbitro pitó. Worthy (creo que era Worthy) se la pasó a Magic, que se dio la vuelta sobre sí mismo y lanzó un tiro decisivo desde más de siete metros... una canasta de película que durante varias temporadas cerraba la cabecera de aquel legendario Cerca de las Estrellas.

Hoy, es un chaval de Sant Boi el que se enfunda la camiseta amarilla y púrpura... y lo vemos casi como algo normal. O nos hemos hecho mayores o estamos, como diría de nuevo Trecet, más cerca de las estrellas que nunca. Ahora sí, Pau: tendrás que arreglártelas solo. Mi fe ya no es lo que era...


Portada del miércoles 6 de febrero.


PD: si queréis saber de qué canasta hablo, pinchad aquí. Es la del minuto 3:00. Como veréis, la memoria no es exacta: por las medias, apostaría que el pasador era Michael Cooper, quedaban 3 segundos... y sí, Magic la clava... a tablero (algo de lo que no estaba totalmente seguro...)

viernes, 1 de febrero de 2008

Las señoras de los paraguas


Hoy he vuelto a verlas. Primero eran dos. Venían hacia mí y me he cambiado de acera. Creí que mi gesto pasaría desapercibido pero, al cruzarnos, advertí cómo me miraban de reojo, condescendientes, sabedoras de que esta vez me dejaban irme pero sólo porque así lo habían decidido. Llovía y su número, poco a poco, se fue multiplicando. Al atravesar las calles del casco histórico me mantuve siempre en el centro. Desde ahí, sin mirar atrás ni dejar nunca de caminar, veía sus siluetas a ambos lados. Se refugiaban bajo los soportales. En grupos, en parejas o incluso, las más osadas, en solitario. Llegué al portal y lo abrí con cuidado. En el primero también vivía una de ellas y un encuentro en la escalera, con tan poco espacio para huir, podría resultar mortal o, al menos, muy doloroso. Pero no me la crucé. Seguro que a esas horas ya había iniciado su cacería por el barrio.

Después escampó, y poco a poco, con ese ritmo cansino que las caracteriza, ellas volvieron a sus refugios. Dejaron sus armas en el paragüero y se sentaron a esperar. Tranquilas. Las señoras de los paraguas nunca tienen prisa. Saben que cuando vuelva a llover, y lo hará, la calle será suya de nuevo.

Portada del viernes 1 de febrero.