Hoy lo he visto claro. por fin he descubierto los hilos de la conspiración oculta que domina el mundo... o, por lo menos, nuestro entorno cercano. Es tan simple que da miedo y demuestra el carácter maquiavélico del adversario, escondido donde nunca lo irían a buscar. Pero hoy vamos a desenmascararlos. Escuchadme bien: los empresarios, en realidad, son comunistas... sí, sí... habéis oído bien. Y no hablo de un empresario con veleidades socialdemócratas aquí o de un antiguo obrero venido a más allá... Nada de eso: estoy señalando a sus dirigentes, a la cúpula de la patronal que, de hecho, seguro que no es otra cosa que el Comité Central Secreto, que utiliza como cortina de humo una supuesta conflictividad social, parte de su plan maestro para implantar el comunismo de Estado sin disparar un tiro. La clave para desenmascarar este contubernio nos la han ofrecido dos hechos aparentemente aislados: por un lado, la pretensión de los sindicatos (cómplices en esta estrategia) de elevar a mil euros el sueldo mínimo. Por otro, la confirmación de que la mayoría de los trabajadores no superan los mil cien en su nómina...
Es que no lo veis...? Que no os distraigan sus palabras cuando dicen que los salarios no pueden subir por problemas de productividad, o por la caída en los beneficios... nonono... Lo único que buscan los denominados agentes sociales con esta estrategia es la igualdad: que todos lleguemos a cobrar lo mismo y así seamos, al fin, iguales.
El único problema que le veo a este diseño es que, si fructifica, como en la granja de Orwell también aquí algunos serán más iguales que otros.
Portada del 10/10/2007
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