martes, 8 de abril de 2008

Superpoderes


Tengo un talento que nadie más posee (al menos en un grado tan desarrollado como el mío): la capacidad de elegir siempre -pero siempre es siempre- la cola más lenta. Da lo mismo dónde sea: en la caja del super, en la taquilla del cine, en el peaje... es igual. Escoja la que escoja, las otras filas siempre se moverán más deprisa.. Y no es una percepción subjetiva, no: lo sé porque siempre tomo un elemento de referencia. Por ejemplo, el tipo ése de los pelos de punta que llegó a la caja al mismo tiempo que yo ya está pagando mientras, dos puestos delante de mí, ésa encantadora viejecita no deja de rebuscar en su enorme cartera la moneda que le falta para obtener el importe exacto... O en la autopista: ése que sale cantando rueda es el makoi tuneado que hace un rato descubrí por el retrovisor... Mira, ya no se ve... lo tapa el camión que aún está pagando.
No hace falta ser Iker Jiménez para darse cuenta de que esto no es simple mala suerte o intuición. No: esto es todo un superpoder, como el de volar o el de leer la mente, pero con muchas menos aplicaciones prácticas. No sé si podré sacarle más provecho a otro talento que he desarrollado (también sin querer): soy total y absolutamente invisible para los camareros.. Puedo permanecer durante horas en una barra o en una mesa sin que me pregunten si quiero tomar algo. Seguro que, si le doy vueltas, acabo encontrándole alguna utilidad...

Portada del martes 8 de abril.

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