Es cierto. Llega un momento de tu vida en que te paras a pensar en tus viejos. Por ejemplo, mi madre: currando desde los 9 años en el bar de sus tíos, luego cosiendo botones en casa a cinco duros la pieza (y no es una forma de hablar: eran 25 pesetas) para prendas que se vendían en las tiendas de la que más tarde llegaría a ser una gran multinacional textil... y todavía después fregando y barriendo en casas de gente de pasta. Media vida sin contrato... y la tía con una paz interior y un karma que ni Earl, el de "Me llamo...". Yo siempre me había preguntado cómo lo hacía y hoy Naomi Campbell me ha dado la clave. La supermodelo que te pasas fue condenada a realizar trabajo comunitario después de tirarle el móvil a su asistenta en medio de una discusión sobre unos vaqueros... y allí vio la luz. Lo de fregar wáteres le hizo encontrar esperanza y consuelo. Mientras trabajaba allí, dijo, "no tenía otras responsabilidades. Ni teléfono (o sea, que sus compañeros de curro no corrían ningún peligro). Sólo tiempo para pensar". Según dijo textualmente: "Encontré, no sé, paz". Mami, ahora te entiendo... ¡Gracias Naomi! Portada del 10 de mayo
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