jueves, 22 de marzo de 2007

La portada de ayer

En su día Praxíteles esculpió dos diosas Afrodita: una vestida, la otra desnuda. Los del pueblo de Cos, gente seria, según Plinio el Viejo, eligieron la vestida. Los de Cnido, al llegar después, tuvieron que quedarse con la desnuda. Era el primer desnudo total de la historia de la escultura, o al menos eso es lo que nos cuentan los cronistas. ¿Iba desnuda porque lo exigía el guión? Es verdad que acaba de lavarse pero la serenidad de la pose y el gesto se avienen mal con cuestiones de higiene. ¿Iba desnuda porque espera a alguien a quien ama? Aunque mira hacia la izquierda no lo hace ni con inquietud ni con impaciencia. Sencillamente, es una diosa. Del amor, pero diosa. Según Plinio, las gentes de Cnido nunca quisieron vender la estatua, que estaba bajo cubierto pero al aire libre, visible de todos. Y explica también que un vecino, enamorado de sus formas, pasara toda una noche en sus brazos, dejando una mancha indeleble como testimonio de que el suyo no era un amor platónico.
Octavi Martí, en El País, 21/III/2007.

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